Quien no busca nada, no encuentra nada.Desde que su vida cambió de lanoche a la mañana, Dot Watson se ha apartado del mundo. Pasa los díasencerrada, trabajando en la oficina de objetos perdidos del metro deLondres. Allí se dedica en cuerpo y alma a su labor de guardiana deobjetos extraviados, y su mayor alegría es poder devolver alguno a sudueño. Y es que detrás de su fachada espinosa late un corazón muygrande. Contra todo pronóstico, también logra encontrar algo que noesperaba: a sí misma y su vida real.